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El bienestar financiero requiere un detox afectivo 💸

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Desde hace unos meses he enfocado mis rutas de estudios hacia las finanzas, recientemente finalicé un curso en Finanzas Descentralizadas, actualmente estoy por culminar un diplomado también asociado a las DeFi. A la par, estoy cursando en paralelo las escuelas de finanzas personales y finanzas e inversiones, de Platzi. Para nadie es un secreto lo mucho que me apasiona e identifica el área de la tecnología, pero ha sido el enfoque a los negocios la piedra angular en la construcción de mi patrimonio.

Durante muchos años he tenido aciertos y desaciertos en mis decisiones de negocios, lo que evidentemente ha impactado tanto positiva como negativamente mi salud financiera en determinados momentos de la vida. Si bien las experiencias fallidas forjan el carácter brindando el aprendizaje suficiente para afrontar situaciones futuras, es necesario aprender a identificar cuáles son esas acciones o hábitos que pueden boicotear el bienestar financiero.

En varios de los cursos que estoy tomando se menciona frecuentemente la necesidad de hacer un Detox Financiero. Si, un detox como el que haríamos con jugos verdes para desintoxicar el organismo, con la variante de que las toxinas a eliminar son hábitos conductuales que, aunque parezcan inofensivos, desestabilizan nuestras finanzas.

Detox afectivo

Son muchos los malos hábitos que se identifican en un detox financiero, algunos de ellos vinculados emocionalmente a nosotros, por lo que son los más difíciles de identificar y reconocer como “toxinas”. Lo que mencionaré a continuación es equivalente a entrar en un terreno minado, pues la probabilidad de que detonen emociones sensibles es muy alta, y eso se debe al hecho de mencionar que una de las toxinas más dañina en la salud financiera es la familia y los amigos. Duro, ¿verdad? ¿mi familia, mis amigos? pues sí, a mí también me impactó saberlo, incluso me costó aceptarlo, por lo que comprendo que esto pueda generar ruidos perturbadores en tu cabeza.

Fíjate, todos tenemos ciertos arquetipos financieros que van, desde la necesidad de proteger a otros, hasta la de satisfacer el ego o guardar las apariencias. Ninguno es bueno o malo del todo, es solo que algunos impactan en mayor medida que otros el cumplimiento de nuestro plan financiero. Es aquí donde entra nuestra querida y amada familia, cuando somos protectores procuramos estar siempre para quienes nos necesiten, no dudamos en tender una mano generosa al prójimo. Hasta aquí pareciera que todo está bien, pero no es así, en este punto es donde la emocionalidad y la moral se tambalean, siempre nos han dicho “ayuda siempre al necesitado”, eso está bien, lo que no está bien es que ese “necesitado” siempre dependa de ti.

Te explico, todos tenemos una responsabilidad individual en el manejo de nuestras finanzas, no en vano se dice frecuentemente que las finanzas personales son más personales que financieras. Entonces, todos deberíamos tener nuestro propio mapa financiero para así identificar las debilidades, oportunidades, fortalezas y amenazas que impactan en nuestro bienestar financiero. Por tanto, así como nosotros, ellos (la familia y los amigos) también deben planear sus propias estrategias. El problema está en que cada vez que alguno de ellos, recurrentemente, se nos acerca diciendo: ¡ayúdame! ¡auxíliame! ¡sálvame!, en realidad nos están diciendo: ¡húndete conmigo!

Aprender a decir ¡No!

No lo ves todavía, ¿verdad?, también me pasó. Fíjate, cada vez que acudimos al llamado de ayuda recurrente de mamá/papá, de un hermano, una prima, un tío, o un amigo; estamos abriendo un “hueco” en nuestras finanzas para ir a tapar el “cráter” en las finanzas de ellos. Sus malos hábitos financieros los hacen caer una y otra vez en deudas que escapan de su control, están atrapados en una bola de nieve que solo crece, y aunque no lo veamos, nos están arrastrando hacia ella.

¿Ahora si lo ves? cada vez que ayudamos económicamente a esa persona a la que tanto amamos, estamos desestabilizando nuestras finanzas, estamos asumiendo gastos que no nos pertenecen, y que por tanto, nunca fueron previstos en nuestro mapa financiero… en otras palabras, estamos abriendo huecos que luego pueden convertirse en cráteres.

Ahora viene lo verdaderamente difícil, tomar acciones, hacer el bendito "detox": desvincularnos de esos problemas que no son nuestros. Lo anterior, no quiere decir que rompemos vínculos fraternales con nuestra familia y amigos, no, nunca, pero si debemos romper esa dependencia que ellos tienen de nosotros. Para ello, debemos aprender a decir: ¡No!, y ojo, debe ser un ¡No! contundente, sin culpas y con propósito, es decir, esa negativa debe ir acompañada de una reflexión: “no, hermano, ahora no puedo ayudarte, estoy trabajando en sanear mis finanzas, tú debes hacerlo lo mismo”, “no, mamá, es momento de que revisemos de qué otra forma te puedo ayudar a mejorar tu situación financiera”.

Lo sé, no es fácil. Pero, decir no tiene un doble propósito, más positivo de lo que parece. El primero, que nos mantiene enfocados en el plan que verdaderamente nos pertenece, de cual si somos responsables, y el que nos garantizará unas finanzas saludables. El segundo, el bienestar financiero de ellos mismos, saber que ya no hay auxilios extras más que ellos mismos, los conducirá a hacer su propio detox, y reorganizar su estilo de vida (gastos) conforme a sus ingresos, sin recurrir tan desmedidamente en deudas.

En lo particular, siempre pensé que eran los gastos hormigas los más perjudiciales. En honor a la verdad, nunca imaginé como es que ser “buena gente” podría impactar tanto, no solo nuestras finanzas, sino también, nuestra paz mental, pues nadie puede dormir plácidamente si al final del mes, les sobra más mes que dinero.

Ahora, cuéntame, ¿ya te habías percatado de esto? ¿también necesitas este tipo de detox en tus finanzas?

Las imágenes utilizadas en esta publicación 1 / 2 / corresponden a Pixabay y Tenor, libres de derecho de autor.


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